Prometí odiarla para siempre. Nunca imaginé que me haría tal cosa, fue tan humillante que hasta ahora no me repongo de aquella afrenta. Siempre viví enamorado de Diana, es la criatura más hermosa/diabólica de este mundo. Me la presentó un amigo de la universidad y tanto amor no podía ni sabía como contener y al parecer ella no me era indiferente.
Un día la invité al cine y en el trayecto le enarbolé estratagemas para cambiar el rumbo, ella extrañada finalmente aceptó ir a la playa para ver el ocaso. Buscamos el lugar idóneo, caminamos, reímos, gritamos, hasta que el lugar soñado apareció a nuestra vista. El clima era cálido, soplaba una brisa fresca, el mar entonaba su mejor melodía, todo confabulaba para mi gran declaración.
Cuando quise abrirle mi corazón, ella me dijo:
- Un momento Junior Pandolfi, ya sé lo que me quieres decir.
- ¿Sí? ya lo sabes –le dije emocionado-
- ¡Sí!, siempre lo supe.
- Ay Diana –dibujándole mi rostro enamorado- yo tengo tanto…
- No lo digas, antes quiero que hagas una cosa.
- ¡Claro! claro que sí, por ti todo –le dije emocionado-
Entonces sacó de su bolso lápiz y papel, me lo dio diciéndome:
- Dibuja una persona y escribe debajo en pocas líneas la historia de ese personaje… ¡ah! y no preguntes nada.
Me pareció extraña esa petición, pero con tal de tenerla a mi lado lo hice. Dibujé un hombre en mitad de la hoja, y en la otra mitad escribí el siguiente texto: Este hombre no vive si no tiene tu amor. No es él si no le das su identidad. Este hombre solo sabe respirar el aliento de tu boca. Este hombre tendrá vida si tú lo dejas vivir.
Un día la invité al cine y en el trayecto le enarbolé estratagemas para cambiar el rumbo, ella extrañada finalmente aceptó ir a la playa para ver el ocaso. Buscamos el lugar idóneo, caminamos, reímos, gritamos, hasta que el lugar soñado apareció a nuestra vista. El clima era cálido, soplaba una brisa fresca, el mar entonaba su mejor melodía, todo confabulaba para mi gran declaración.
Cuando quise abrirle mi corazón, ella me dijo:
- Un momento Junior Pandolfi, ya sé lo que me quieres decir.
- ¿Sí? ya lo sabes –le dije emocionado-
- ¡Sí!, siempre lo supe.
- Ay Diana –dibujándole mi rostro enamorado- yo tengo tanto…
- No lo digas, antes quiero que hagas una cosa.
- ¡Claro! claro que sí, por ti todo –le dije emocionado-
Entonces sacó de su bolso lápiz y papel, me lo dio diciéndome:
- Dibuja una persona y escribe debajo en pocas líneas la historia de ese personaje… ¡ah! y no preguntes nada.
Me pareció extraña esa petición, pero con tal de tenerla a mi lado lo hice. Dibujé un hombre en mitad de la hoja, y en la otra mitad escribí el siguiente texto: Este hombre no vive si no tiene tu amor. No es él si no le das su identidad. Este hombre solo sabe respirar el aliento de tu boca. Este hombre tendrá vida si tú lo dejas vivir.
Al entregarle la hoja, ella se quedó contemplándolo, lo miraba tanto que yo imaginaba que no necesitaría hablar más. Después de su meditación me miró, sonrió apenada y me dijo:
- Psicológicamente no estás capacitado para estar conmigo. No te apruebo. Busca otro lugar donde postular.
Nunca supe que había visto en el dibujo, pero desde ese día, cuando me presento a un trabajo y me piden que dibuje a un ser humano, salgo corriendo por el temor de ser rechazado una vez más.
- Psicológicamente no estás capacitado para estar conmigo. No te apruebo. Busca otro lugar donde postular.
Nunca supe que había visto en el dibujo, pero desde ese día, cuando me presento a un trabajo y me piden que dibuje a un ser humano, salgo corriendo por el temor de ser rechazado una vez más.
-FIN-