jueves, 26 de julio de 2007

GEPHYROFOBIA


© Ronald Castillo Florián

La encontré llorando, muy triste y desesperada, parecía que la vida se le iba en ese instante. Mientras yo me acercaba ella miraba el cielo y su alma, como si ese momento fuese el final de su vida, no se percataba aún que yo me estaba acercando, que iba en su rescate, y ella muy fiel a su estilo “disfrutaba” cada lágrima y cada suspiro de su dolor.
Antes de acercarme dudé si debía hacerlo. Me detuve a unos metros de distancia y me quedé observándola, tratando de imaginar a qué se debía su llanto, pero ella concentrada en su labor nostálgica lloraba, moqueaba y suspiraba sin importarle que muchos transeúntes la miraran como una loca que no tiene vergüenza. Me quedé ahí contemplándola y admirándola, siempre he querido ser valiente como ella, donde el qué dirán vale madre y los sentimientos manifestados salen naturalmente.

No sabía si acercármela o irme del lugar, la miraba tan “feliz” en su dolor que la duda me asaltaba, ¿Será justo que llegue y la rescate ahora que ella llora libremente? ¿Será justo que yo llegué como su héroe y le seque esas lágrimas benditas que le gustan tanto?; así estaba en esas cavilaciones cuando de pronto ella notó que alguien la observaba, y al voltear me quedó mirando como si yo fuese un fantasma, abrió la boca, dio un suspiro, caminó hacia mí tan lentamente que pensé que pasarían horas hasta que llegase a mi lado. Yo quise ahorrarle el tiempo, así que raudamente me acerqué a ella, la miré fijamente, le sequé sus lágrimas diciéndole que no se preocupe que yo estaba ahí, justo ahí para que siga llorando o para servirle de consuelo.

Ella se calmó, unas lágrimas más se le escaparon pero ya estaba tranquila, fue entonces que le pregunté qué es lo que le había sucedido, y me respondió que no le gustaban los puentes, que pasar debajo de ellos le causan mucha tristeza, que siente como si un animal inmenso se la tragara y después la arroja como si no sirviese nada, que esos puentes asquerosos donde muchas hombres mean sin temor a ser vistos le causa pánico, asombro, dolor y le produce mucho llanto.

Al escucharla no sabía si ella me estaba inventado todo eso o simplemente me decía la verdad, así que todo su argumento lo escuchaba con escepticismo. Se dio cuenta de mi reacción, se puso seria y me volvió a decir:

-¿Crees que estoy loca no?
- No creo que estés loca –le respondí suspirando- el que está loco soy yo por no creerte.


- FIN -

6 comentarios:

Anónimo dijo...

buena obras, sigue adelante, pues debes continuar con estos proyectos en tus obras que son agradables y atrayentes a un púbico que desea de estos escritos...suerte y ánimo amigo....
atte. Allan Chávez

Anónimo dijo...

Hola Ronald soy tu prima Angelina .bueno mi comentario acerca de este tema es que párese una novela hecha de la vida real y bueno si pasa q la gente se enamora en un día menos pensar si es de día o de noche si estas alegre o triste pero cuando el amor llega llega inesperado es una historia q bueno si le pasara a otra persona es pura considensia y bueno en ese momento te toco a ti y es lo normal creo yo bueno es mi opinión gracias…….

Anónimo dijo...

GEPHYROFOBIA: miedo a los puentes, eso no lo sabía, gracias poeta por enseñarme

Anónimo dijo...

Compare, tienes futuro como escritor. Creo que te keda mucho de espiritualidad. Sigue pa adelante en esa nota. Tu corazòn es el que manda. Eso por lo pronto

izum dijo...

hola soy tu hermana izum:
me da mucho gusto que seas un escritor joven y sin conocerte me sienta orgullosa de tener un hermano que se proyecta para el futuro.

me gustas tus poesias pero algunas palabras no las entiendo.

Anónimo dijo...

¡Excelente!
Me encanta como se lee tan agradable, aún sin contener un lengüaje o una escritura muy floreada.